Hoy he pensado hablar a la vez sobre dos temas diferentes, el optimismo y la realidad, porque son términos cuyos significados son diferentes pero que a la vez están estrechamente relacionados y, además, porque estos conceptos influyen en las personas, de modo que puede haber personas optimistas y personas contrarias pero a su vez parecidas, que son realistas.
Cuando hablamos de una persona optimista, hacemos alusión a aquella persona que tiende a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable, es decir, a sacar la parte buena de algo; mientras que cuando hablamos de una persona realista, nos referimos a la persona que actúa con sentido práctico o que trata de ajustarse a la realidad, es decir, que trata de ver las cosas desde un punto objetivo.
Pero, ¿qué es mejor, ser realista u optimista?
La tesis que voy a defender es que para nosotros mismos es mejor ser realista por diferentes motivos.
En primer lugar, como he dicho antes, ser realista es ver las cosas desde un punto de vista objetivo. Ver las cosas como verdaderamente son nos puede ayudar a evitar engañarnos a nosotros mismos porque si vemos las cosas como queremos verlas para nuestro beneficio en lugar de asimilarlas como son lo único que conseguiremos es engañarnos a si mismos.
En segundo lugar, la realidad consiste en conocer la verdad tal y cómo es, y asimilarla ya se corresponda con la realidad que nosotros queremos o no, pero esa realidad es la única verdad y debemos aceptarla. Además, la realidad es objetiva y que sea objetiva nos puede ayudar a ver la verdad tal y cómo es y no creer en una verdad ficticia que no existe y que posiblemente no nunca existirá.
En tercer lugar, conocer la realidad tal y como es nos permitirá no llevarnos posteriores desilusiones que se pueden ocasionar al creer en una realidad que no existe, y evitar así ilusionarnos sin motivos porque si nos ilusionamos sin tener ningún motivo de peso después nos llevaremos una decepción mayor que si en un principio hubiésemos aceptado aquella realidad que nos disgustaba.
Por otro lado ser optimista también puede tener su parte buena, porque ser optimista es pensar que algo es superable y ver nuestros problemas y fracasos de un modo distinto, es decir, sacarles su parte positiva.
Además, a veces, la realidad no es de la forma que queremos que sea, sino todo lo contrario, aquello que no desearíamos por ningún motivo, por ejemplo, es en estos casos el optimismo es verdaderamente bueno para nosotros porque éste nos hace pensar que somos capaces de superar esa realidad que en un principio nos desagradaba y que veíamos imposible, de esta forma, al pensar esto, el positivismo nos mueve a actuar en lugar de aceptar esa realidad contraria a la que desearíamos y quedarnos parados intentando aceptarla.
En conclusión, creo que de estos dos conceptos es mejor ser realista en lugar de optimista, aunque ser optimista también puede tener su parte positiva, porque el ser una persona realista nos puede ayudar a evitar engañarnos a nosotros mismos, a conocer la realidad tal y cómo es, es decir, desde un punto objetivo y simplemente aceptarla, y además nos permite evitar llevarnos posteriores desilusiones que puedan ser causadas por una percepción contraria de la realidad.
Aunque, por otro lado, ser optimista también tiene una parte buena, porque el ser optimista nos puede ayudar a superar nuestros propios retos, a tener una percepción de los problemas y fracasos que en un principio nos atormentan totalmente distinta e incluso a conocer la propia realidad aunque nos desagrade y movernos a actuar para procurar superarla.
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